El Edificio España a debate
Álvaro Sevilla Buitrago, Universidad Politécnica de Madrid, alvaro.sevilla@upm.es
La remodelación del Edificio España ha desatado una de las polémicas más agrias del urbanismo madrileño reciente. Construido entre las décadas de 1940 y 1950 según proyecto de los hermanos Otamendi para una de las sociedades de la familia —la Compañía Inmobiliaria Metropolitana— el edificio ilustra a la perfección el rol central de la iniciativa privada en la configuración de la capital española y la continuidad en el tiempo de los grandes operadores inmobiliarios, capaces de prosperar bajo regímenes políticos antagónicos desde la dictadura de Primo de Rivera y la Segunda República hasta la actualidad. La Compañía Inmobiliaria Metropolitana continuó la labor de la Compañía Urbanizadora Metropolitana —matriz original ligada al desarrollo del Metro y el entorno de Cuatro Caminos en los años 20— y es sucedida por Metrovacesa, la mayor inmobiliaria de España en plena Transición democrática. Esta trayectoria corporativa contará desde el principio no sólo con poderosos respaldos financieros —del inicial Banco de Vizcaya al Grupo Santander en sus últimos pasos— sino también con un apoyo abierto de la administración pública, materializado a lo largo de su historia con sonados episodios de una excesiva permisividad en la aplicación de la normativa urbanística e incluso con financiación estatal directa a alguna de sus principales operaciones.
Es el caso del Edificio España, publicitado pomposamente por la prensa oficial en su momento como el “más alto de la nación y de Europa”, remate monumental de la Gran Vía madrileña que aseguraba la relectura del eje en los términos ‘imperiales’ del Plan Bidagor. Más allá del revival estilístico de la fachada, sin embargo, el edificio introduce un programa que le emparenta con los referentes norteamericanos de la superposición de usos y el destino lúdico de actuaciones previas en la arteria madrileña. En su momento el complejo integra grandes superficies comerciales e instalaciones de ocio, hotel, oficinas, apartamentos e incluso una piscina en cubierta.
El edificio quedó en desuso hace poco más de una década y tras la adquisición por el Santander se puso en marcha un proyecto de rehabilitación integral. Su desarrollo dio un giro inesperado tras la adquisición del inmueble por el Grupo Wanda, propiedad del mayor inversor de China que viene posicionándose de forma agresiva en la economía local desde hace unos años — además del Edificio España ha adquirido parte del club de fútbol Atlético de Madrid y pretende transformar la Operación Campamento, destinada a vivienda social, en un enclave residencial y lúdico de lujo. Con el beneplácito de la anterior corporación municipal liderada por el Partido Popular, que forzó la reducción de los niveles de protección patrimonial del edificio, el proyecto del Grupo Wanda planteaba conservar la fachada y vaciar íntegramente el interior del edificio. Unos meses más tarde, sin embargo, el operador se desdice y declara que esta solución es técnicamente inviable, por lo que plantea demoler también la fachada para reconstruirla posteriormente.
El nuevo gobierno surgido de las recientes elecciones municipales sostiene de momento que el promotor debe atenerse a su proyecto inicial e indica que la fachada del edificio, icono popular del centro urbano, no es negociable. La polémica desatada a raíz del choque entre corporación local y propiedad ha conducido a la reciente propuesta del ayuntamiento de organizar un concurso de propuestas para la solución del conjunto de la Plaza de España, revisando las soluciones de remodelación en las que el propio Grupo Wanda se había comprometido a realizar un desembolso sustancial. Los sectores más críticos señalan sin embargo que, como es habitual en los esquemas de partenariado público-privado, será la administración local —de por sí maltrecha a consecuencia de la mala gestión de gobiernos previos— la que asumirá los mayores riesgos en esta operación. Además la decisión de lanzar un concurso en este enclave de la ciudad redunda en la tónica precedente de concentrar los esfuerzos públicos en las áreas centrales —prolongando el olvido de los barrios periféricos— abriendo en todo caso la puerta a la modificación de la solución deseada por el Grupo Wanda.
El Edificio España promete por tanto convertirse en los próximos meses no sólo en un espacio de pugna política y económica que vuelve a reflejar los estrechos lazos entre producción del espacio y acumulación de capital, sino también en un foco caliente del debate hispano sobre el legado urbanístico y arquitectónico del régimen franquista y su significado para el Madrid contemporáneo.
Enlaces sobre el tema:
El dueño del edificio España quiere demolerlo y rehacerlo piedra a piedra
El País, 22.07.2015
http://ccaa.elpais.com/ccaa/2015/07/21/madrid/1437503633_359182.html
El Ayuntamiento se plantea un referéndum sobre el edificio España
El País, 23.07.2015
http://ccaa.elpais.com/ccaa/2015/07/22/madrid/1437591820_532915.html
Madrid prohíbe a un dueño chino demoler un rascacielos icónico
El País, 24.07.2015
http://ccaa.elpais.com/ccaa/2015/07/23/madrid/1437676624_261773.html
El gran debate del Edificio España
Eldiario.es, 16.09.2015
http://www.eldiario.es/zonacritica/gran-debate-Edificio-Espana_6_429817019.html